• Déle siempre de comer a la misma hora. Un perro sano funciona como un reloj y le ayudará a controlar el cuando realiza sus necesidades. De esta forma puede organizar el día (comidas y paseos) con más facilidad.
• Tan malo es darle demasiada comida como demasiada poca. Además, el tipo y cantidad de comida que se le ha de dar varía con su edad y su desarrollo. Pregunta al criador o al veterinario.
• No le deje nunca el plato lleno a rebosar para que coma cuanto le venga en gana, porque un perro gordo ya no adelgaza jamás, y le acorta la vida. Además siempre es bueno que se quede con “un poquito” de hambre (tendrás un perro más alerta y despierto) pero sin que esté famélico (porque se largará con el primero que le dé algo de comer).
• Enséñele a comer como es debido. Ponle la comida en el plato, y si se hace el remolón, a los 15 minutos se la quitas (sin compasión). Aprenderá a comer sin entretenerse.
• La ración diaria, es conveniente repartírsela en tres comidas (a los cachorros) y en dos (a los adultos). Es normal que en el caso de los adultos se les dé una sola comida diaria, aunque tiene sus desventajas, con una sola comida, de una a la siguiente pasan 24 horas en las que el animal no prueba bocado, y en el rato de después de comer tiene el estómago lleno hasta los topes, con lo que aumenta el riesgo de torsión gástrica, sobre todo si es un perro grande.
• El perro siempre ha de tener a mano agua fresca y limpia. En verano, a veces, es conveniente racionársela un poco, pues si bebe en exceso le puede provocar diarreas.
• No debe dársele comida fuera de horario, o siempre estará pidiendo. Y jamás se le debe dar comida de la nuestra mientras estamos en la mesa, menos aún si es un cachorrillo. Hacerlo, causa dos problemas: 1) siempre estará pidiendo cada vez que te sientes a comer (y ya no le quitas la costumbre en la vida), 2) es muy probable que rechace su comida; si comer de tu plato le gusta, dirá en adelante que “el concentrado, te lo comes tú”. Y para quitarle esta costumbre tendrás que hacerle pasar hambre.
• Si el perro está sano y no ha cogido malas costumbres, el hecho de que no coma, o solo coma parte de lo que le dejas en el plato, puede deberse a estas causas:
• Ya está saciado. Basta con reducirle un poco la ración diaria para arreglar el problema. Se sabe que es este el caso, si aparte del hecho de no comer, el perro sigue estando alegre y activo.
• El perro "sabe" que ha comido lo suficiente, en relación al ejercicio que hace. Posiblemente le pasea poco, y el perro deja de comer, instintivamente, cuando ya ha satisfecho sus necesidades.
• Hace mucho calor. Si es este el caso, no le obligues a comer, o ponle la comida después del atardecer, cuando el calor disminuya.
• Está aburrido de la comida. A veces pasa. Puede “condimentársela” un poco, por ejemplo, mezclándole con la comida alimento húmedo (de lata). Si come como una fiera, es que ya estaba harto de que la comida siempre tenga el mismo sabor.
• Está enfermo. Normalmente habrá otras señales adicionales, además de la falta de apetito. Vigílelo!!!
• Cuando deba cambiarle el tipo de comida (por ejemplo, de concentrado para cachorros a concentrado para adultos) no lo haga de golpe sino gradualmente, mezclando ambos tipos de comida y variando la proporción de la mezcla, poco a poco, hasta el nuevo tipo de comida.
• Si un día se le antoja darle carne en vez de su concentrado (no te lo aconsejo, pero tu sabrás), no se la des nunca cruda. Caliéntela un poco, al menos. Evitará problemas digestivos por la falta de costumbre, además de eliminar el riesgo de parásitos. Recuerde además que la carne cruda le deja un aliento asqueroso y le provoca ventosidades, que luego tendrá que aguantar. Y recuerde que la próxima vez que le pongas el concentrado va a decir que “pa’ tí”.
• Puede darle huesos para roer, de vez en cuando (no muy a menudo o tomará exceso de calcio y a la larga tendrá problemas). Déle huesos grandes: la rodilla de ternera es ideal, después de cocerla un poco (hasta puedes aprovechar tú el caldo, para una sopa). Huesos pequeños (de pollo, de conejo...) no se los de nunca, los astillará y tragará casi enteros. Si no se le atraviesan en la garganta, lo cual implicará visita al veterinario de urgencias, sufrirá después cuando vaya a defecar.
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